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LO QUE OLVIDAMOS DEL PASADO

¿Quién es uno para criticar la actuaciòn de los demàs? Realmente es una retorica tan absurda porque es parte de la naturaleza humana juzgar, criticar, opinar, despotricar, porque sabe sabroso, delicioso, para sentirse que es parte de una comunidad, de un grupo, de ahi nacieron los policitos y los periodistas.  En fin, estos estan legalmente autorizados a ejercer esa funciòn sin discusiòn alguna y los demàs somos simplemente chismosos y vagos que no tienen otra cosa que hacer pero es la realidad por más que no nos guste o a nadie le guste, ya que simplemente el hecho de que opinen de mi trabajo y del ZAGUATE, estan siendo criticos, chismosos y vagos, así que continuemos.

    Hace poco falleciò el distinguido ex presidente Rodrigo Carazo Odio, quien fungió en ese alto cargo entre 1978 a 1982.  Todos tenemos errores como humanos y desaciertos cuando estamos al frente de un negocio, y ser presidente no es más que Administrar un pais, simplemente la diferencia es que no se puede beneficiar o lucrar de esa gestiòn, lo cual si puede realizar un comerciante.  En esa època de oro de Costa Rica, el dolar estuvo casi a la par de la moneda nacional, y el poder adquisitivo de la misma era como el Euro actual, pues todos compraron artefactos y electrodomesticos hasta decir basta.
    Bueno, ¿por qué les recuerdo al señor Carazo Odio? Según nos cuenta la historia, antes de la llegada de este digno ciudadano, años atrás en una audaz operaciòn terrorista, delincuentes que pertenecían a una facción de un grupo armando de los vecinos del norte, con el proposito de liberar a su lider ideologico que se encontraba preso en las celdas de la penitenciaría de Alajuela, asesinaron a malsalva a un humilde guardia civil.  Si no lo sabían pues ya lo saben.  Este acontecimiento que marcó tristemente las vidas de familiares del policía victima de la fuga, fue olvidado por mucho tiempo, y revivido en el gobierno de don Rodrigo Carazo, ya que fue él quien otorgó un indulto al asesino de aquel servidor público.

   Hoy en día ese asesino, al que se le perdono un atroz asesinato, vive entre la sociedad costarricense como hombre respetable, sin que nadie sospeche que es hermano de un sujeto que actualmente dirige los destinos del pobre pueblo nicaraguense, y quien en los años ochenta, se enriqueció a costillas de los pobres y humildes recursos que poseía la nación del norte.  De ese patrimonio mal habido, nacieron nuevas empresas tanto en Nicaragua como aquí en Costa Rica, sobre todo casinos.   La pregunta del millon es ¿Por qué un presidente costarricense perdonaría tan reprochable y cobarde asesinato en lugar de hacer justicia?   Se dice que este asesino llegó a un acuerdo económico con los familiares del fallecido, si claro, obvio, con dinero que no le pertenecía sino que provenía del saqueo del pueblo nicaraguense.  Esta demostrado que ninguno de los llamados comandantes de la revolución sandinista en Nicaraga, poseían caudales ni riquezas, hasta se habla de las "piñatas" que los enriquecieron antes de la llegada de la democracia en los años 90.

   Claro que si, hoy en el 2010, muchos ya no recuerdan ese pasado de la historica costarricense, cuando periodistas investigadores, medios de comunicación atrevidos, no permiten que estas cosas se dejen pasar y hasta quien roba una rosquilla pasa por el escarnio de la opiniòn pùblica, y ya es poco lo que se puede esconder del pasado. ¿Por qué hablar de esto ahora?  Porque no puede ser parte de la idiosincracia costarricense, creer que las bases de la seudo democracia se construyó al margen de los "chorizos", la inmoralidad y la impunidad.   El asesino tiene nombre, Humberto Ortega Saavedra, y es inaudito que no habiendo sido juzgado por Tribunal costarricense alguno, un Presiente costarricense, le exima de toda responsabilidad penal y civil, mediando dinero para que tan vil personaje quien llevo a miles de jovenes a un sistema de servicio militar obligatorio en su pais Nicaragua, conviva entre los costarricenses, como un gran señor empresario, creyendo estar libre de toda deuda moral con los costarricenses y con su propio pueblo.

     Tanto a este señor como al ex presidente Rodrigo Carazo, se le debió cuestionar su actuaciòn y no olvidar que la vida de un ser humano no tiene precio.  Lo cierto que esa simpatía y buenas relaciones entre el señor ex presidente y los comandantes sandinistas, en su momento no duro como se hubiera querido, pues hasta cuando les fue ùtil a estos ùltimos, lo llamaron "amigo", pero él mismo sufrió en carne propia el desden que le hicieron cuando en una de esas mal llamadas fiestas civicas que celebran una vez al año por el triunfo de la revoluciòn sandinista, ni se le permitió hablar en público y a sus espaldas le criticaron con epitetos que hoy en día recuerdan algunos que ya se divorciaron de los "revolucionarios".

    La persona que fue liberada en aquella prisión alajuelense era nada más y nada menos que Carlos Fonseca Amador, quien se encontraba en ese lugar por secuestrar un avión nicaraguense en suelo costarricense, es decir, había cometido un crimen, como lo harían hoy en día los talabines, los de Alqaeda, las FARC, etc., y por ello fue recluido, no se trataba de liberar a alguien que hacía el bien sino un sujeto que había cometido un acto terrorista como es privar de la libertad a ciudadanos inocentes en esa aeronave, poniendo en peligro sus vidas.  El asesino Humberto Ortega, para lograr su objetivo tuvo que segar la vida de un policía, que gran acto heroico y valiente para este delincuente, y que en ese momento se acusó y persiguió, pero que no se hizo nada más.  No se llamó a interpol, ni a la guardia nacional nicaraguense para capturar al asesino.  En cambio, fue huesped del gobierno tico en el 79 para derrocar a Anastasio Somoza Debayle, y tampoco se le juzgó ni se le condenó.  Ahora convive entre nosotros, y lo que falto al expresidente Carazo Odio, fue otorgarle una medalla al valor y al coraje a este asesino.   Hoy en día lucra con el dinero que no le corresponde, en lugar de devolverselo a sus coterraneos, que por justicia y moral debería hacer.

    Bien, esta es la justicia costarricense, como dicen los defensores públicos, la justicia es como la serpiente pues solo muerde a los que andan con los pies descalzos que efectivamente son los pobres y quienes requieren de verdadera defensa y justicia.  Esperemos que la historia y la decensia no dejen pasar este reprochable acto vergonzoso, y algún día no ocurra aquella frase biblica, que quien a hierro mata a hierro muere.  Paz a los restos del señor expresidente pero no a sus obras.

  

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