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SOMOS UN GRAN PAIS CON MENTE PEQUEÑA

 En todo el año 2011, hasta hoy, no había escrito ni siquiera actualizado absolutamente nada en este blog, que tenía como objetivo ser un espacio para las noticias que se generaron en Costa Rica, a lo largo de la historia, para las actuales y futuras generaciones, que no vivieron esos acontecimientos. Más sin embargo, es claro, que muchos de sus protagonistas, aún viven y otros ya no están entre nosotros, y aún así, se ha vuelto parte de la personalidad del costarricense, la indiferencia, únicamente hasta que le afecta en lo personal.

     Hoy en día, son pocas las aulas de secundaria, ni que decir de las universitarias, que enseñana a los estudiantes a pensar, en lugar de tragar información como si el cerebro fuera un disco duro de almacenamiento, en lugar de convertirlo en un micro procesador de datos, con la velocidad suficiente para absorber, procesar, recopilar y analizar, la información del mundo exterior, y ser un ser humano pensante, pero critico de quien resulte ideas y soluciones para los problemas que a diario ocurren en nuestro hermoso país. 

     Aquella forma de vida que nuestros antepasados, más por conveniencia, que por benevolencia, nos impusieron el Estado Paternalista, en que se nos enseñaba a extender la mano para que nos dieran, y no las herramientas para conseguir el pan diario, ha sido díficil descartar al día de hoy. En los años 40, era una buena idea, las reformas sociales, entre ellas, el sindicalismo, pero como se ha visto en países como México, se ha convertido en un medio para que los trabajadores bloqueen el desarrollo y la prosperidad. El Estado moderno únicamente tiene la obligación de facilitar que todos tengamos a nuestro alcance las mismas oportunidades para ejercer el trabajo que deseemos, para que cada ciudadano consiga un bienestar personal y familiar. Si no hacemos bien nuestro trabajo, deberíamos ser honesto y ser los primeros en reconocerlo, en lugar de salir a gritar y marchar, exigiendo más dinero o mejores prestaciones y benefiicios.  

      Resulto extraño tiempo atrás escuchar a un trabajador del INS (Instituto Nacional de Seguros) señalar que el acuerdo obrero-patrono, retribuía con un bono al empleado que llegara a su lugar de trabajo a tiempo, como si ello no fuera una obligación del trabajador, pero en su momento, los políticos con tal de conseguir votos, enajenaban el servicio público al mejor postor para obtener los apoyos necesarios.  ¿Dónde esta la honestidad? No de los politicos, sino del ser humano. Un trabajador debería exigir que ese tipo de "chorizos" sean eliminados de los acuerdos obrero-patronales.  Es un honor obtener un empleo, porque es nuestro medio de subsistencia, pero sobre todo, nos orgullece como hombres y mujeres de bien.  Alguien está presto a reconocer nuestro trabajo atraves de un salario, no más ni menos que eso. Si el Jefe, es un hombre rico, y por mi trabajo, se sigue enriqueciendo, no debemos mirarlo con malos ojos, sino aprender de él, y buscar la forma de conciliar la envidia y el enojo, viendo la sonrisa de nuestros hijos, por los viveres y bienes que logramos por nuestra actividad diaria.

       Los gobiernos, no es más que una empresa, en la cual una persona, llamada Presidente, no puede hacer las cosas por sí solas, y requiere del trabajo en equipo de todos.  Desde el que vigila la entrada hasta el asesor más cercano.  Esa empresa llamada Estado, esta conformada por una Junta Directiva, denominada Asamblea Legislativa, de un Fiscal, conocido como Contraloría General de la República, de una Junta Disciplinaria, conocida como Poder Judicial, y del recurso humano demoninado trabajador.  Todo ese engranaje abocado para servir a un único consumidor y cliente, llamado Pueblo.    Pero el pueblo, no tiene como finalidad entorpecer el giro comercial de una empresa, sino más bien alentarla a que progrese para que pueda brindar el mejor servicio a todos. Y los empleados del Estado, no podrían estar pensando en paralizar a la empresa, porque los primeros afectados son ellos, y finalmente el cliente, quienes no van a apoyarlo, cuando los servicios estan paralizados por una mezquindad.

        En los Estados Unidos, es clara la frase, el tiempo es dinero, y quien no desee trabajar, que mejor salga de la mejor empresa del mundo llamado Estado, donde por un dolor de estomago, se puede pedir licencia, y donde se paga puntual, y se otorga todo tipo de beneficio que no se encontraría en el sector privado, donde ni se piensa en una huelga, porque sabe que en menos de 5 minutos de iniciada la misma, ya puede estar sentado en el parque central leyendo las páginas amarillas en busca de un nuevo empleo, pues sin discusión alguna, existen en fila más de 1,000 personas, esperando ocupar ese mismo puesto.  Alguien dijo que nadie en la vida es indispensable y por ello lo importante de cuidar el trabajo que se tiene, y si no, que lo digan los cientos de pilotos, que en los Estados Unidos, en el primer mandato de la mano de hierro de Ronald Reagan, no se dejo chantejear y a muchos de ellos les extendió vacaciones eternas fuera de su administración, y contrato nuevo personal, con nueva sangre, sin tantas mañas, con vocación de servicio, y ¿Quién dijo algo? El pueblo-cliente, apoyo esa decisión, porque lo que se desea es que el servicio se siga brindando.   Aprendamos todos a que el trabajo es corto o largo, dependiendo de nosotros mismo, no del patrono, quien en general desea seguir lucrando con su empresa, y tener en su equipo quienes den soluciones y no que formen parte de los problemas.

         Quien critica al Jefe de Estado, es porque no ha estado en la silla presidencial. Quien critica a un arbitro de fútbol, es porque no ha tomado el silbato en su mano.  En sintesis, es más fácil estar detrás de la barrera que estar lidiando con el más fiero toro.  Entonces, si deseamos estar comodo en nuestras casitas, contribuyamos a sumar y no a restar por el bien del pueblo-cliente. Si deseas ser un funcionario o empleado público, es porque buscar ayudar al pueblo, y no ser parte de la burocracia qu consume del erario público, inflando los gastos, sin producir absolutamente nada. Seamos conscientes y honestos, no continuemos en la mediocridad que instauraron gobiernos paternalistas, creando empleado estatales acomodados, indiferentes y faltos de vocación de servicio.  Así tendremos un país grande y desarrollado, no por nada la inversión extranjera se lleva lo mejor de nuestros recursos porque sus empleados entran a diario con un único objetivo: trabajar para brindar rendimiento, no para seguir en farras, birras y festejos, que tanto le cuesta al patrimonio público.  Cambiar la mentalidad, es cambiar nuestra visión de lo que deseamos de nuestra nación. Seguir siendo un pequeño país con mente grande, o un gran país con mente pequeña. Entonces, depende de cada uno de nosotros y de nadie más.