A raíz de los acontecimientos mundiales en esta nueva Era, en la que tenemos nuevos millonarios en México y en China, y vivimos de estar lanzando piedras al vecino y escondiendo la mano, no nos queda más que reflexionar hacia el rumbo que llevamos.
En este momento he sido consciente que estoy haciendo uso de un invento llamado computadora, y al mismo tiempo, de otro que se llama Internet. Más temprano que tarde había que crearlas, era inevitable. Primero escribíamos en piedra luego en papiros y finalmente por medio de estos dispositivos que tienen nombres extraños, pero que con un poco de paciencia y lectura nos damos cuenta que no es tan trágico y se puede comprender.
Para nadie es un secreto oír los nombres Bill Gates o Mark Zukcerberg, quienes hoy ostentan el título de gente adinerada gracias a la ideas de otro. Lo cuestionable no es que hayan adoptado con una gratuidad impresionable el sueño de terceros, si no que hayan comercializado y ganado dinero, con los aplausos de la humanidad.
Microsoft, pudo haber sido fundada por un lustrador de zapatos, porque no era importante conocer de programación de computación, sino ser un hábil oportunista y aprovechar la situación del momento. Mientras Steve Job, exprimía su cerebro para dar al mundo algo de su propia cosecha, el joven Bill Gates, se enteró que IBM necesitaba un DOS, y sabía donde encontrar algo parecido pero que se lo guardo para su provecho. Fue donde el joven Peterson, le compró los derechos de su obra prima, corrió a IBM y lo presentó como propio con el nombre MS-DOS. La transacción con Peterson fue de 50 mil dólares de los años 70, y hoy en día Bill Gates, es multi millonario, por algo que no creó. Pero todo el mundo aplaude al dueño de Microsoft.
A diferencia del señor Gates, para mala suerte de Mark Zukcerberg, las épocas eran diferentes, pero el procedimiento el mismo. Ya no se puede ocultar las cosas en pleno siglo XXI, con los periodistas investigativos, Instagram, Twiter, y el propio Facebook, del señor Zukcerberg.
Mientras el joven Mark, estudiaba en la prestigiosa Harvard, unos estudiantes de un conocido club de regatas, le propusieron la idea de FACEBOOK. Mientras Mark, daba largas al convenio de crearles el código fuente para el programa de sus contratistas, se aprovechó de la situación y creó con la idea de aquellos, la red social hoy en día más consumible. De hecho no tengo un perfil en Facebook, porque utilizaba Hi5 y me di cuenta que era mejor convivir con el mundo real de las amistades a la usanza antigua, reunirnos en un lugar y hablar de todo un poco.
En ambos casos, de Microsoft y Facebook, si bien se llegó a componendas extra judiciales, la simple idea de que cualquiera podría llegar a ser un magnate con la idea de otros, es espeluznante. Y quiero aclarar que no me refiero a las empresas que contratan emprendedores para de ellos obtener ideas para sus negocios, lo cuál es lícito y moral, si no, de quienes sin pedir autorización ni permiso, roban las ideas para lucro personal.
Si, claro, los defensores de estas empresas dirán que no había nada ilegal, porque en el primer lugar, Gates y su socio, compraron el sistema operativo de Peterson. Pero éste laboraba para Digital, quien le pagó para realizar el sistema operativo, y Gates, ocultó que ya tenía amarrado un negocio con IBM, en el uso del mismo, sacando provecho económico. Es algo así, como que el comisionista vende una propiedad sin divulgar a los nuevos propietarios que la misma sufre de termitas o que tiene una edad de construcción mayor a la que se informó, eso es fraude para ganar más dinero.
En el caso del jovencito Mark, si bien estudiaba programación de computadoras, o ciencias de la computación, durante su estadía en Harvard, por su mente jamás se le paso realizar un trabajo que llevara finalmente a la creación de Facebook. ¿Qué pudo haber sido creada posteriormente? Lo dudo completamente. Si quienes le describieron el trabajo, en lugar de contactarlo a él, hubiera sido otro brillante estudiante, pero con moral para entregar el trabajo por el cual fue contratado, FACEBOOK, jamás hubiera visto la luz pública.
Esto nos lleva a pensar que el mundo se ha vuelto un comercio de conciencia. Hay personas de diferentes profesiones que deben confiar en terceros para presentar sus ideas, y rezar que no se las roben. ¿Qué hubiera pasado si J. K. Rowling, hubiera visto que uno de sus borradores a una editorial, aparecía publicada con nombre diferente y con un autor diferente? Si, claro, litigio, recibe una compensación monetaria ridícula, mientras que los otros se comen el festín. Veamos el caso más patético, The Beatles, en su época de oscuridad, que nadie conocía, su manager Brian Epstein, cargaba una cinta con sus canciones para mostrar a las disqueras el perfecto grupo musical para ser exitoso. Imaginemos, The Beatles, escuchando sus propios éxitos Please Please me, I saw her Standing There, en la boca de otros grupos musicales de aquella época.
Si en realidad la llamada propiedad industrial que pretende proteger los derechos de autor, fuera tan eficaz, nadie tendría este tipo de temor de presentar sus ideas al resto de la humanidad, pero desafortunadamente hasta para inscribir una idea se requiere dinero que no se tiene a mano, ni la oportunidad de un préstamo porque los verdaderos emprendedores no son los millonarios si no gente común y silvestre con necesidades, y he ahí donde nace la inventiva, así que no les queda más remedio que confiar en algún mecenas que les pueda ayudar en invertir, y como dije antes, persignarse a que no le roben los sueños.
Tal vez pensemos que hoy en día, ya en la vejez del señor Gates, su fundación sea una manera de expiar su conciencia; al igual que creemos que Zuckerberg, no está queriendo evitar el pago de impuestos, y sabe que cada vez que brinda declaraciones, el público conoce lo que él hizo, y pueda que finja no importarle pero no hay mejor pescado que se pueda degustar, aquel que uno ha pescado limpiamente con su propio esfuerzo, en lugar de como el gato, tomarlo del plato ajeno.
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