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CAEN LAS CORTINAS DE LA VERDAD

No hace mucho escribí sobre el peligro que en nuestro país, exista en el ordenamiento jurídico, una norma como la Ley de la Jurisdicción Constitucional, que crea un fuero especial al Poder Judicial, para evitar que contra sus actuaciones y resoluciones, le sean aplicables, el recurso constitucional de amparo. Y ahora, los medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales, destacan la noticia relacionada a uno de sus miembros, integrantes de la Sala Primera de lo Civil y Contencioso Administrativo, mediante el cual se filtro el borrador de una sentencia, en la que se dilucida un recurso de casasión en contra de la resolución del Tribunal Contencioso Administrativo, que resolvió denegar los permisos correspondiente sobre la explotación minera a cielo abierto, en Las Crucitas.

    No debemos extrañarnos este tipo de noticias, porque realmente, por mucho tiempo han estado ocurriendo a lo largo de la historia de vida del Poder Judicial.  Para muestra un botón, cada uno de los artículos que el Zaguate, ha estado publicando en este blog, sobre los casos más sonados, en las que miembros del Poder Judicial, salen con bienaventura a diferencias del resto de mortales ciudadanos del País.
    Por ejemplo, el Magistrado suplente Moises Fachler, renuncia a su cargo, aunque defiende su inocencia en los hechos ¿Entonces, por qué renunciar?   

    En Paises fascistas, o de regimen duros, como en la desaparecida U.R.S.S., se obligaban a los funcionarios cuestionados, a renunciar, para evitar así, no sólo su desgracia personal y familiar, en un proceso judicial, sino también para evitar afectar la imagen de la institución.  Algo similar, ocurre en las grandes empresas privadas, y en la política de países desarrollados, donde normalmente la carta de renuncia se firma previo a tomar posesión de sus cargos, para que el caudillo, lider o Presidente, le resulte más fácil, no tomar la decisión de despedirlo.

     El Lic. Moises Fachler, es uno de tantos funcionarios judiciales, que al parecer, es apadrinado para someterse a un irrisorio proceso judicial, sancionados con penas días multas, o de prisión no mayor a dos años, cuando - de comprobarse - su participación no es sino un acto de corrupción, quien aprovechandose de su cargo, pretendió favorecer a un particular, sea persona jurídica o no, como se ha señalado en cuanto a su vínculo con personeros de la empresa, a quien iba dirigida el borrador de la sentencia, incluyendo a alguien relacionado con el ex Presidente Oscar Arias, y gran defensor de la explotación de las minas en las Crucitas.

       Desde las épocas del ex Administrador del Poder Judicial, Roque Di Lione, hasta el ex Magistrado Moises Fachler, siempre ha existido este tipo de comportamiento, en que si sale a la opinión pública, se trata de mitigar los daños inmediatamente, con una jubilación, traslado, suspensión o remoción, o más diplomaticamente la renuncia.   Veamos, que los ex Presidentes de la República, Rafael Angel Calderón Fournier y Miguel Angel Rodriguez Echeverría, no hubo compacsión por parte del Poder Judicial, al sentenciar a los mismos, con penas de prisión, luego de todo un escarnio público en los medios de comunicación.  Qué fueran inocentes o no, realmente no era el interés del Poder Judicial, ni de sus enemigos políticos, sino simplemente justificar toda la maquinaria publicitaria que lapidaba las carreras de los ex Presidentes, algo así como excusar el por qué de las denuncias procesales, que de haber sido contrario el resultado, hubieran quedado mal contra los denunciantes, y a lo mejor, una demanda millonaria por daños y perjuicios.

          Muchos jueces - de Instrucción como se conocía en el pasado - fueron descubiertos involucrados en casos de narcotraficos, que fueron defendidos por el Poder Judicial, y luego de la tormenta, eran liberados de toda culpa, y hoy en día siguen laborando como abogados, y sin parte de novedad.   Es momento que la cortina de la verdad se levante en esta poderosa Institución, y se haga una revaluación, pues hay mucha tela que cortar, sobre la probidad y ética de los funcionarios que aún no salen a la luz pública.

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