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LANCE ARMSTRONG

  Realmente no soy aficionado al ciclismo, aunque entiendo el desarrollo de ese deporte, por lo que este artículo no tienen nada que ver con un fanático desilusionado, decepcionado o que se siente traicionado por un icono del ciclismo internacional, sino que aprovechamos la coyuntura del momento para establecer varias pautas en el comportamiento humano que muchas veces olvidamos.

   Para quien desee leer sobre este personaje del pedaleo, Lance Edward Gunderson, conocido mundialmente como Lance Armstrong, lo remitimos a buscar sobre su vida en Internet, pero al menos diremos que es un ciclista profesional, ganador de siete tours en Francia, vitoreados por todos y hoy en día caído en desgracia una vez que salió a la luz pública la verdad de su historia en el uso de las drogas para competir.

   El día Jueves 17 de Enero del 2013, Lance Armstrong, otorga una entrevista a la conductora de un talk show, Oprah Winfrey, en que admite haber consumido drogas y administrarlo al resto de compañeros de equipo más adelante. Fue precisamente uno de ellos, quien acusó a Armstrong, su ex capitán, de la administración de drogas, como la EPO (hormona glicoproteica), para mejorar su rendimiento.


    A raíz de este escándalo  las entidades que organizaron todos los torneos en que él participó le han cancelado los trofeos y medallas y hasta una revista pretende demandarlo por varios millones por haber negado en su momento el uso de los estupefacientes. Toda esta información esta documentada por varios medios de comunicación como MARCA, especializada en deportes.

   ¿POR QUE HASTA AHORA CONFIESA LA VERDAD?

    Nada de lo que hoy diga el señor Lance Armstrong, cambiará la opinión de sus detractores y menos de sus seguidores y el resto de mortales en el mundo: MINTIÓ.

      Si no fuera por las declaraciones de uno de sus anteriores compañeros de equipo, difícilmente hoy en día Armstrong, estuviera sentado frente a Oprah Winfrey.  Por mucho tiempo, y no ahora, habían afirmaciones de que él utilizaba drogas, incluso realizaba transfusiones de sangre para evadir las pruebas anti dopaje que se practicaban en los años que él compitió. Había salido airoso con su arrogancia frente a los medios de comunicación y acusando a todo aquel que afirmara que él se dopaba. Ejemplo de ello, fueron sus colaboradores, Emma O'riley, a quien denigró como mujer en los días que ella aseguró haber visto cuando la conversación giraba en torno a las drogas.

      No es, entonces, que Lance Armstrong, despertará un día y arrepentido por su actuar, quisiera limpiar su alma y confesarse ante las cámaras de televisión luego de años de negar todo.  Simplemente no le que daba más remedio luego de que todas las pruebas apuntaban su culpabilidad, y como se podría decir, le agarro la tarde venir a pedir sinceras disculpas, cuando ya todo está consumado.

   EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS


     Todos quieren ganar. No hay nadie quien no quiera gozar de las mieles del éxito. Mucho se observa en televisión la vida de los ricos y famosos y la opulencia que otorga el poder de lograr la cima más alta. Quien diga lo contrario simplemente miente.

       La situación aquí no es lo que se pueda ambicionar, a tener que recurrir a medios innobles para lograrlo.

         Seamos sinceros, ¿tanto Arnold Schwarzenegger, como Lou Ferigno, en sus mejores épocas, hubieran logrado esos extraordinarios cuerpos a base únicamente de ejercicios físicos, con largas horas de gimnasio y una dieta nutritiva?  Claro que no, y aunque ninguno de ellos haya confesado abiertamente el uso de esteroides o metabólicos  lo cierto es que gracias a esa masa muscular, sus carreras en cine y televisión se les abrieron de par en par.

         Los seres humanos viven de engaños, y les fascinan, y pagan por ello. Todos van al cine a ver ilusiones sobre nuevos mundos o mejores vidas, que les sería imposible tener en su existencia. Sueñan con aquello que otros tienen. Por eso es que se les exige a tal punto que el pedestal del primer lugar se convierte más que una simple etapa, es algo necesario.

         Se ha escuchado que en los deportes como Fútbol Americano, lucha libre, baseball, los jugadores se han administrado droga para mejorar su rendimiento. De todo ello lo podemos encontrar en la información que hoy en día aparecen en los medios virtuales y en las redes sociales. Entonces, ¿Qué es lo malo?

            No se trata pues, de que un atleta o deportista, utilice un método químico para mejorar su capacidad intelectual o física, sino que para ello tengan que hacer uso de drogas prohibidas. 

EL MUNDO CAÓTICO DE LA EXCELENCIA


   Para los amantes del soccer, o fútbol (balonpié), fue increible atestiguar en el campeonato mundial de 1986, como un pequeño jugador con el número 10 en la camiseta marcaba un excelente gol en contra de Inglaterra, en ciudad de México. Su nombre, Diego Armando Maradona, del equipo argentino.

      Este astro del fútbol, inició con el pie derecho su excelente ascenso al podio de la historia de los grandes. Se incorporó al fútbol italiano, donde conquistó marcas y torneos que fueron vitoreados y respetados por todos.  La mancha negra de este atleta: el consumo de drogas prohibidas.

     Un examen antidoping resultó positivo en el mundial de Estados Unidos, lo que conllevó a que FIFA, lo sancionará de por vida y lo alejo de las canchas por un buen tiempo.  Hasta el día de hoy, no han demostrado que en 1986, cuando inició realmente su carrera, hubiera abusado de las drogas para ganar el campeonato. ¿Qué hay detrás entonces?

      Haciendo un paréntesis en los deportes, en el campo de la belleza, la señorita Olivia Culpo, de los Estados Unidos, se coronó Miss Universo 2012, y confesó que una vez finalizado el certamen, lo primero que hizo al subir y encerrarse en su habitación fue consumir golosinas.

      Desde hace mucho tiempo, se tiene referencia que el evento más importante relacionado a la belleza mundial, no es sino una pasarela de mujeres que han visitado al menos una vez, a un cirujano plástico para corregir algún pequeño defecto físico.  Las más acostumbrada a ello, han sido las venezolanas y las colombianas. ¿Por qué?

     Para convertirse en la mujer más bella del mundo, se requiere de muchos sacrificios, desde ejercicios, modelaje y protocolo, hasta cirugías, dentistas y dietas, resumiendo toda la actividad a superficialidades.  La belleza no es tal cuál se ve, sino como se moldea para ser aceptada por terceros, en este caso los jueces.  Es un mensaje negativo para las jóvenes. La belleza no es lo que la naturaleza te dota desde que naces y creces sino la que debes mejorar. Por ello difícilmente podamos observar en este tipo de concursos, a mujeres obesas, con narices anchas, y con vellos en piernas y axilas.

       Ser anorexica, es una verdad entre las super modelos e incluso quienes practican gimnasia.  No importa el riesgo en la salud para lograr pertenecer a un grupo y ser aceptada entre los mejores del planeta.  Las bailarinas de ballet, deforman sus pies en zapatillas ultra delgadas. Todo por obtener el beneplácito de sus entrenadores y ser miembro de un equipo.

         Todo por el placer de subir al podio de los ganadores, el precio es muy alto, y verdaderamente que todos deben realizar sacrificios.  Pero no se puede decir que se trata de competencias entre iguales, porque no hay tal igualdad.  El mundo hoy en día mide al ser humano no como tal sino por la excelencia que pueda brindar en lo que haga, bajo las reglas de los sádicos detrás del poder económico.  Estas medidas son tan nefastas que han llevado al borde del suicidio a muchos jóvenes que no logran cumplir con las exigencias. 

        Ser pobre y volverse rico; ser un don nadie y ser famoso y popular; ser alguien ordinario y luego homenajeado por muchos, es una droga en sí misma que recorre cada célula del cuerpo y nadie quiere abandonar, por lo que harán lo necesario por continuar en la cima, aún cuando sea a través de engaños.

          ¿El hombre más fuerte del mundo podría lograr levantar más peso que el hombre promedio, sin necesidad de drogas?  El ser humano, hoy en día, no se conforma con un nivel, quiere más. Así que si logra soportar 300 kilos, mañana deseara superarlo, porque sólo así los medios de comunicación y el record guiness lo ubicaran en el salón de la fama, obteniendo un papel protagonico en la historia.

 ARMSTRONG Y LA TRAGICOMEDIA


      Como ocurre en la vida, si te atrapan tendrás que pagar las consecuencias. Desde quien desea asaltar un banco y huir sin ser capturado hasta un Armstrong, que se burló de las pruebas antidoping y pensó que era invulnerable, no es más que la prueba de que muchos quieren correr el riesgo con tal de lograr la fama, sin importar como se les llame. Eso está en la naturaleza humana.

      Cuando Robin Hood, asaltaba y les robaba a los ricos para ayudar a los pobres, no dejaba de ser un delito lo que cometía por más que otros lo vieran como un héroe  En la época en que la Alemania Nazi, realizaba experimentos con humanos o con nuevas armas, los países ganadores después de la guerra, utilizaron toda esa información para lograr obtener adelantos científicos  médicos y armamentista, incluso gracias al aporte de un científico alemán, como Einstein, se logro la bomba atomica, y por otro más, se inició la NASA.

      Todo es cuestión de punto de vista.  Hoy se está en la cima y mañana se puede estar en desgracia, siempre y cuando te agarren.  Se dice que Lucky Luciano, en los Estados Unidos, gracias a sus relaciones con el gobierno, jamás fue condenado de por vida, como si lo fue Al capone.

       No importa al causa que motive a que se desee lo ajeno, lo que otros tienen, lo cierto que Armstrong, no será el primero ni el último, afuera hay muchos en el deporte, la farándula  los negocios, la política, que desea tomar más de lo que la naturaleza le brindó, esperando jamás ser capturado y menos forzado a confesarse en público como si fuera victima de las circunstancias, en el fondo son decisiones que cada quien toma y debe asumir las consecuencias de sus actos. Si muere en paz en la tierra, dichoso, pero no olviden que sus efectos lo vivirán sus deudos, salvo el juicio celestial que lo espera para cobrar la factura terrenal.

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