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CASEY ANTHONY Y LA JUSTICIA

  Ha llamado poderosamente la atención mundial, el infame acontecimiento de una comunidad en el Estado de la Florida en los Estados Unidos, que vale la pena se pueda considerar en este blog, aunque no se trate de un asunto nacional, es decir, que haya acontecido en Costa Rica, pero que tiene trascendencia de la justicia patria en relación al tratamiento de hombres y mujeres, al momento de dilucidar un caso judicial.

    Para quienes no comprendan quien es el personaje del título de esta entrada, les comentare en resumen, que en el año 2009, a mediados, una niña de menos de 3 años, se encuentra desaparecida. Los abuelos dan parte a la policía, según le ha comunicado su hija, madre de Caylee, posteriormente que supuestamente la niñera la había secuestrado.   Durante el proceso de investigación policial, en el cual incluso se sumaron voluntarios para buscar a la menor, la madre de la niña, doña Casey Anthony, se encuentra disfrutando de los placeres que el alcohol y la compañía de amigos y de una pareja, pueden ofrecer, al extremo de tatuarse en su hombro izquierdo una leyenda en italiano que dice la VIDA BELLA.


      A finales de ese año, se encuentra el cadaver de la pobre Caylee Anthony, muy cerca de la casa de los abuelos, con indicios de haber sido asfixiada.  La madre es detenida como primer sospechosa, pues aunque informa que laboraba para un conocido parque de diversiones, al acompañar a los investigadores para demostrar su coartada, finalmente ella confiesa que se encuentra desempleada, y que nunca había contratado a ninguna niñera.  Ella es encarcelada y dos años después, en el presente 2011, se realiza su juicio por el presunto asesinato de su propia hija.   Es aquí donde surge la tesis de la defensa, que el deceso se produjo en forma accidental en  la piscina de la casa delos abuelos, mientras éstos se encontraban de vacaciones.

         Para sorpresa de todos, la deficiencia de la Fiscalía, en primer lugar, y de las condiciones de la sospechosa, en segundo, libera de toda responsabilidad y culpa de todos los delitos que se le atribuían a la acusada, y madre de la menor.  Ni siquiera un reproche ni tampoco una sanción ejemplar por la evidente responsabilidad que como madre tenía sobre la menor. La comunidad se encontraba molesta, con justa razón, pero la ley estadounidense, como cualquier otra debería ser, ordena que las pruebas de la acusación deben ser suficiente más allá de toda duda razonable, por lo cual no se logró demostrar que la imputada tuviera algo que ver con la muerte de su hija.

           Luego de que usted estuvo leyendo esta historia, entonces, se podrá imponer muchas interrogantes, desde que no tiene a mano todos los hechos del expediente y sus pruebas, hasta que es algo absurdo que una madre no muestre preocupación ante la desaparición de su hija menor, incluso denunciando su ausencia a sus abuelos semanas luego de que dicha situación ocurrió, y ocultando el hecho de que ella estaba desempleada; que engañaba indicando que tenía una niñera mientras ella salía a sus parrandas, y finalmente, que mientras todos buscanban a su propia hija, ella como si nada, sin parte y novedad.   Es decir, una madre "ejemplar".

            En Costa Rica, el Código Penal, en años recientes ha sufrido de multiples reformas en el tema de los menores de edad, y los delitos a que pueden ser victimas. Y es más fácil entontrar entre los registros de antecedentes delictivos a varones como sujetos de pena que a mujeres. ¿Por qué?   Esta respuesta aumenta la creciente ola de movimientos femeninos nacional como internacional que abogan porque se detenga la violencia contra las mujers, haciendolo de ello un himno demagogico, pero temible y poderoso, que ha logrado que la asamblea legislativa corra a aumentar las penas contra los perpetradores, y el poder judicial, realice una serie de "instructivos" para analizar los hechos en que la victima sea una mujer, en primer lugar, y sea un menor de edad, como para poner lapida al acusado.

               Y no es broma.  Cualquier abogado, estudiante de derecho o ciudadano común y silvestre puede hacer un recorrido de los procesos judiciales de menos de tres años hacia hoy en día, y encontrará con horror que en un 99.9%, de los casos, el imputado ha sido condenado y en un 90%, se les ha rechazado los recursos de casación.  Estos son datos que nos deben poner a reflexionar, pues la mayoría de esos casos, por no decir en todos ellos, la única prueba condenatoria de cargo, ha sido únicamente el testimonio de la víctima. Así como lo está leyendo.

                 La señora Casey Anthony, es una mujer joven, medianamente bonita y sensual, y quien demostró importarle poco el concepto de madre y más el disfrute de las fiestas.  Modernamente, las mujeres en el mundo globalizado, justificaría esta conducta, si la señora Casey Anthony, como en efectio hizo en su defensa, se refirió a constante abusos sexuales de su padre durante su niñez, y acompañado a los cantos de violines, a un desarrollo de falta de cariño.  Las feminas que conformaban el jurado cayeron en su propia trampa de "violencia hacia las mujeres" y se compadecieron de Casey Anthony, pero no de su hija Caylee.   Ahora, señores y señoras, demos vuelta a esta historia, y consideremos que quién hubiera sido juzgado por ese atroz crimen, fuera el padre biologico de la criaturita, que gracias a Dios, no fue así.  Tengalo por seguro, así como lo esta leyendo, que ese varón hubiera sido encontrado culpable y otorgado la pena máxima, que en la Florida, es la pena de muerte.

                      Podrá criticar este artículo señalando de misogeno, u oportunista, o exagerado, pero basta con ser hombre, para que pueda comprender lo que se está escribiendo.   Los delitos sexuales en Costa Rica, protegen, según dicen los entendidos en la materia, la libertad sexual de las menores de edad, con edades reproductivas pero que no han cumplido los 18 años de edad. Nos preguntamos, ¿cuál es la libertad sexual que se protege cuando es la propia menor quien busca los encuentros y aventuras sexuales?

                         Hoy en día, las mujeres dicen buscar una oportunidad dentro de la sociedad para no ser marginadas, pero ellas mismas provocan esa distinción entre hombres y mujeres. La Presidente Chinchilla, en menos de dos años de su mandato le ha llovido más criticas y ha disminuido sus notas de popularidad, a diferencia de su más inmediato antecesor, don Oscar Arias. ¿Por qué?  Básicamente por ser mujer.

                           Debería sancionarse las violaciones o abusos en contra de las mujeres, sin importar su edad, que no sean infantes, porque ello implica intimidación, coacción y fuerza, a veces utilizando armas de fuego o punzocortantes, o con la complicidad demás de dos actores.  Eso es un delito dentro de una política criminal responsable, pero es inconcebible, que una joven de 14 años, de cualquier manera que inicia su actividad sexual, busque placenteramente la compañía de un adulto -considerado en Costa Rica como tal a partir de los 18 años - y que la ley penal, castigue esa relación por la presencia de una menor quien con su consentimiento ha iniciado su exploración y coqueteo con la sexualidad.  Que el Estado, castigue al hechor adulto, pero no a la menor quien con libre albedrío durmió con aquél, es a toda luz, una discriminación y un trato desigualitario.

                            Se debe detener inmediatamente la indiscriminada cacería de votos políticos, por condenas irracionales, las cuales muchas de ellas, en los Estados Unidos, jamás concluirían en condenas, por falta de pruebas, como debería ser un verdadero estado democratico.  Ciudadanos en completa edad productiva, pululan en las distintas cárceles nacionales, porque el Poder Judicial, presiona a sus jueces penales, a CONDENAR, para elevar los números ante diferentes foros internacionales, muchos de ellos, movimientos femeninos, en busca de patrocinio, donaciones o trofeos de reconocimiento para un turismo, omitiendo que con ello, Costa Rica, se ha convertido en un circo mediatico, arremetiendo como el toro contra todos quienes sean acusados por un delito sexual o criminal contra una mujer, o peor aún contra una menor de edad.

                           No importa, que el encuentro haya sido en un lugar solitario, o en la casa de habitación de la victima, pero ante falta de pruebas, solo restan el testimonio de la mujer o menor, y del supuesto victimario. ¿Desde cuándo en Costa Rica, no tiene el mismo valor ambas manifestaciones? ¿Y desde cuándo en Costa Rica, se debe demostrar la inocencia en lugar de la culpabilidad?   Quien no me crea, lo invito a que mire de mal modo a una mujer, o le otorgue un beso en la mejilla, o le exprese un chiste sexista, para que no vea su nombre en las primeras planas de los medios de comunicación, y un paseo por el banquillo de los acusados.  El peor de las legislaciones lo fue la Ley de Violencia Doméstica, la cual pre-juzga la denuncia de la mujer contra su pareja, restandole todo derecho constitucional por el simple hecho de ser varón.

                        Caylee Anthony, yace en una fosa, víctima de la propia sociedad y de los movimientos feministas que propugnan por castigar al hombre, y defender a las mujeres.  Fue víctima de su propia madre, quien es la única que sabe que le paso a ella, pues se encontraba bajo su custodia. Caylee Anthony, no podrá correr ni jugar con los demás niños y niñas, porque un mundo como hoy no está listo para condenar a una mujer ante un terrible crimen, luego de que se tiene la costumbre y el estigma que el único culpable lo será siempre el varón.  El asesinato de Caylee Anthony, ha quedado en la total impunidad porque la ceguera de la justicia ha sido total, mientras aún se siga creyendo que el "coco" es un hombre y no una mujer.  Paz a los restos de esta pequeña victima de un mundo desigual y loco.

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