Tal es el caso más sonado del trágico
suceso en que falleció la más querida de las mujeres a nivel mundial, como lo
fue la Princesa Diana Spencer.
La plebeya que llegó a ser Princesa, como
el más singular de los temas de hadas. Una señorita sin mayor gracia que el
amor a los niños, pero poseedora de una belleza natural y de un don de la
simpatía para ser accesible a todos. Fue
el blanco perfecto para un Príncipe Carlos, quien enamorado de una mujer
casada, sucesor de una de las monarquías más antigua del continente europeo, ha
vivido en una esfera de sueños, alejado de la realidad de las carencias de un
mundo global, en que todos los menos privilegiados tienen día a día que
conseguir empleo y trabajar.
La personalidad frágil de Diana, se vio
contrastada de un pronto a otro, con la exuberancia y la agitación disciplinada
de un protocolo real, que contrastaba con la libertad en que vivía en su
hogar. Sin embargo, la insistencia del
don juan del Príncipe Carlos, y los sueños de Diana, influyeron para que
continuara hacia delante. Con el tiempo, sus temores acallados, se harían
realidad. El cuento de hadas se volvería
una pesadilla.
El brillo, la juventud, la alegría,
comenzaron a apagarse lentamente en Diana. Su personalidad comenzó a
disminuirse, con el paso del tiempo. Vinieron los trastornos alimenticios, las
inseguridades y el aislamiento. Pero lo
peor fue su decaimiento. La falta de vivir, que en silencio, poblaban su mente,
en busca de una mejor vida, más allá de la terrenal. Con pocas amistades y con
una leve motivación para continuar, llego la maternidad, requisito sine quanon, para las princesas, que
deben cumplir con la obligación real de preservar la sucesión real.
No fue sino hasta que Diana, empezó a
frecuentar a diferentes organizaciones humanistas, que sintió que era útil su
presencia. Más allá de la realidad que
reflejaban los medios, la vida privada de Diana Spencer, era una oscuridad. Se
tejían muchas especulaciones acerca de ella. Se le vio involucrado íntimamente con
su guardaespaldas, así como sus buenas relaciones con una recién llegada a la
familia como la princesa Fergunson, quien se convirtió en una especie de aliada
pero no de confidente, pues comulgaba con la tristeza de Diana, en el palacio
real.
No solo el pueblo británico sino el mundo
entero, veían con complacencia las constantes visitas de la Princesa Diana, en
países sub desarrollados, ayudando con su presencia a recolectar dinero, o
simplemente que los ojos del mundo se posaran en aquellos desdichados, que sin
Diana, hubieran seguido en el anonimato.
Pero, lo cierto, que el ingrediente mágico de la leyenda detrás de Diana,
no fue su unión amorosa con un Príncipe, sino precisamente, la inexistencia de
esa magia para dar paso a la Diana, de carne y hueso, a la mujer detrás de las
luces del Castillo y grandes banquetes.
Los paparazzis, encantados por llevar el
último acontecimiento, la última imagen de la Princesa, comenzaron a
perseguirla sin piedad. A donde ella
fuere, ahí estaba un camarógrafo. A diferencia de Greta Garbo, o de una
conservadora Jacqueline Kennedy, Diana le resto importancia a la persecución de
los Paparazzis, sobre todo, cuando la luna de miel con la familia real, llegaba
a su fin. Todo lo que Diana, hacía, no
era bien acogida por la reina madre y allegados. Para ellos, Diana, siempre fue una pobre
chica de un suburbio, que tuvo la suerte de desposarse con un miembro de la
familia real. Lo que no sabían era que
Diana, estaba labrando su propio nombre en la historia, más allá del rango real,
o de la propia monarquía.
Como ocurre hasta en las mejores familias,
Diana, luego de consultas con siquiatras y todo tipo de asesores, se separo de
Carlos. Su infidelidad con su enamorada de siempre, fue lo último que Diana
deseaba en su reencontrada vida. Lo que
demostraba que Diana, jamás tuvo en su mente quedarse con el título o la
fortuna de la realeza – que al final no es más que el patrimonio de todos los
ingleses – y eso la llevo más allá de la estratosfera de la realidad, donde
pocos llegan por estar plagados de codicia y faltos de humildad. Y es lo que precisamente nos enseño Diana, a ser auténticos, para
poder conquistar los corazones de muchos.
Es concebible que el marido tenga sus
aventuras, no así la esposa. Con Diana, se podía dispensar todo. Su vida, como cualquier telenovela o
tragedia teatral, se colaba – sin su consentimiento – por las pantallas de
televisión. Se observaba a una mujer triste, cuyos deseos de formar un hogar, se
habían truncado. Un ser humano así, no debía ser juzgado por tratar de intentar
criar a sus pequeños hijos, y rehacer su vida.
La noticia de su relación con un empresario árabe, caía como cubos de
hielo en la corona real inglesa. Era
claro, que la vida Diana, seguía siendo de interés para la corona británica. No
era de extrañarse que los servicios de inteligencia de su majestad, estuviera
monitoreando cada paso de la princesa de Gales.
En Paris, Diana, recibiría la mejor noticia
sobre su embarazo con Dodi Alfayed. Sin importar las razones de su deceso, la
tormentosa vida de Diana, terminó en un túnel de Paris. Más que acallar a una
defensora de los derechos de los seres humanos a vivir con dignidad, alegría y
sueños, los autores del hecho, olvidaron que esa noche, se construiría un símbolo
a la libertad.
Muchas organizaciones de mujeres, en el
mundo, abogan porque cese la violencia contra la mujer, y Diana, era una de
esas víctimas de la violencia. Pero por el amor a sus hijos y por sus propias
convicciones, producto de la religión y de los valores inculcadas por sus
padres, se mantuvo erguida en un hogar destrozado por la fantochería y las
murallas de una dinastía monárquica que no permite ni el más mínimo quejido, ni
critica. El bozal real siempre fue la constante para sus miembros.
¿Qué paso realmente detrás de la muerte de
Diana?
El factor de la princesa Diana, implica
que personas común, se ven rodeadas de una serie de situaciones, a veces
lamentables, que finalizan con una tragedia, no necesariamente con la muerte,
pero si apartado del camino o destino que se venía trazando.
Con el tiempo, y dependiendo de la
ubicación personal, en el espacio, gratuitamente se va llenando de enemigos.
Esos seres que infelices, no pueden permitir que otros sean diferentes a ellos,
y por tanto buscan la forma – cualquiera que sea – para entorpecer la felicidad
de los demás.
En el caso de O.J Simpson, éste viene a
ser un Príncipe Carlos, quien desea tener a todas las mujeres del planeta, pero
que no puede concebir que su propia mujer tenga otros romances, luego del
rompimiento. Al igual que Diana, el
final de la ex cónyuge de Simpson, Nicole, es la muerte. Al igual que Carlos, O.J Simpson, es el
principal sospechoso, pero también es exculpado por falta de evidencias.
No necesariamente se ve en el ámbito de
parejas, y aquí me gustaría recalcar que
lo se puede conocer como el Factor Princesa Diana, precisamente es a las “relaciones
peligrosas”, sea cual sea la naturaleza de su origen. Y vale la aclaración para
no confundir el objetivo de este trabajo.
Por ejemplo, el caso más reciente, del ex
Directivo de F.M.I., conocido como el caso Strauss, quien simplemente externó
su intención de colocar su nombre para participar en las elecciones de
candidato al partido oficialista de Francia, e inmediatamente su vida se
trastoco.
Todos sus más
allegados – varones – conocían de los excesos de animosidad hacia el sexo opuesto
por parte de este sextogenario varon de las finanzas, pero para nadie era de
interés su vida personal, hasta que se convirtió en un “peligro” para quien
deseaba volver a la silla presidencial.
Un “extraño” incidente en un hotel
neoyorquino le privó al señor Strauss, del derecho de ser contrincante del
Presidente Sarkozy, dentro de las elecciones internas del partido, donde todos
daban por un hecho que el Directivo del F.M.I, saldría vencedor y con mucho más
seguridad el triunfador de las elecciones nacionales para Presidente del 2012. Ese deseo de alcanzar la primera magistratura
francesa, provoco el factor Diana, e implicó la muerte política de Strauss.
¿Cuántos casos
similares a los ya comentados se presentan a diario en muchos países del mundo? Definitivamente son muchos.
Detrás de todo “lamentable” suceso –
político, económica, social, familiar, laboral, etc. – estarán siempre involucrados
sujetos infelices que originaron su causa. Sin embargo, la suerte que han corrido las
victimas de estos hacedores de desgracias, ha sido peor que las que ocasionaron
a otros.
¿El Príncipe Carlos,
llegará a ser Rey? ¿O.J Simpson, continuará su carrera como empresario o actor?
¿Ganó las elecciones presidenciales el Presidente Sarkozy, en Francia? Etc. En realidad no es cierto que en algunas
ocasiones, pareciera que el mal haya triunfado, lo que ocurre simplemente, es
que no le hemos dado seguimiento a la vida de esos infelices, que no podían
permitir que las buenas personas, continuaran irradiando felicidad al mundo.
Todo es cuestión de tiempo. Pero mientras
tanto el factor Diana, continuará siempre en este mundo que se debate entre el
mal y el bien.
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